martes, 15 de julio de 2014

EL SALÓN BALALAIKA

¡¡¡ESTA TANDA Y LOTRA CON UN SOLO BOLETO!!!


     Como todos los años allá en la ciudad de Puebla, al igual que en muchas otras entidades de la república mexicana, a finales del mes de noviembre se comenzaba a sentir la cercanía del día doce de diciembre en que se venera a la Virgen de Guadalupe.



El templo consagrado a la Vírgen de Guadalupe en el Paseo Bravo.
      A la izquierda y en primer término, el Big Ben poblano conocido como “El Gallito”.  


     Mis padres, mis hermanos y yo habitábamos una casa situada muy cerca del templo consagrado a su veneración y por lo tanto durante cuando menos un mes, sufríamos las incomodidades que nos provocaba la instalación y operación de los juegos mecánicos entre los que nunca faltaban los caballitos, los volantines, el avión del amor, el martillo, el pulpo, la rueda de la fortuna y una bola de carpas de tiro al blanco, el atínale con los aros, la lotería, los algodones de azúcar, los elotes hervidos, los jot queics y una gran variedad de sopes, huaraches y tacos, que hacían casi imposible llegar en auto hasta la cochera de nuestra casa.

     Además de la larga lista de esos recursos de diversión, existían también una serie de carpas que funcionaban como carpas de vodevil. En esos antros se programaban una serie de funciones a partir de las siete de la noche y hasta que se agotara la presencia del público.

     La estrategia empleada en las dos ó tres carpas teatrales para capturar al público era a base de regalar una serpentina de papel ó una paleta Mimi   si se compraban dos o más boletos para la siguiente función.


     También motivaban al público cuando el empleado-potrero-maestro de ceremonias y publicista,  situado al frente de la carpa,  gritaba:  "Pásele, pásele ….. ésta tanda y lotra con un solo boleto”..





     De las tres carpas vodeviles que integraban ese género de expresión artística en torno a la insinuación al pecado, la mejor, la de mejores bancas, la única que tenía un micrófono y en la única en la que su eslogan era: ¡Estimado público, ya vamos a empezar con la licencia  de la Virgencita de Guadalupe!!!!!era la que en el frente lucia su nombre en letras de lentejuelas plateadas sobre fondo pintado en rojo vivo y circundadas por  foquitos de  bolita que prendían y apagaban graciosamente en forma intermitente. El referido nombre era, arriba y al centro: SALÓN.... y abajo y a todo lo largo: "BALALAIKA".





     Los salones “Elena” y “Amaro” eran similares aunque como de la competencia como de la competencia, pero del “Balalaika” no existen fotos.



     Pues resulta que precisamente esa carpa había sido situada prácticamente  cerrando el paso a los autos que normalmente pasaban para conectar nuestra calle con la avenida grande que era donde se situaban los juegos mecánicos y demás instituciones. O sea que una de las fachadas laterales del tal Balalaika colindaba con la calle donde yo vivía. Eso hizo que para mi y para mi pandilla de amigos la sintiéramos como muy nuestra, muy privada, al grado de que durante el día nos servía para cascarear nuestro frontoncito de mano.

     Por lo regular el elenco artístico estaba integrado por una charanga de tres ó cuatro desafinados y muy briagos músicos, un descuadrado cantante (el ó ella) y un muy reducido grupo de bailarinas que se cubrían sus partes peligrosas con unos holanes, flecos ó plumas que como ya estaban muy viejos y/ó raídos, pues con toda malicia dejaban ver pa' dentro sus muy pecaminosos interiores.

     Otra argucia de la que se valían esos rústicos empresarios para picar a los que querían entrar pero no se decidían era a base de que cuando estaban en plena ejecución las vedets de Petatiux, corrían momentáneamente la cortina que cubría la entrada para que se dieran un quemón y se decidieran a entrar.

     Yo, por ser vecino del lugar y por contar con solo doce anitos andaba picado por entrar pero sentí que por lo mismo me lo iban a impedir, entonces opte por el recurso de espiar por alguna de las rendijas de las paredes de madera que estaban construidas a base de tablas en posición vertical.

     De plano me anime y oyendo la música de la charanga que daba a entender que ya estaban bailando esas estrellas fugaces del metate me fui acercando y seguro que desde mi calle nadie me estaba viendo, me pare de puntas para librar las cabezotas de la raza que había pagado su boleto y entonces fue que sufrí la primera impresión que casi me hizo vomitar.

     Por la rendija que había elegido salía una corriente de aire tibio, casi caliente impregnado en un aroma mezcla de cebolla, ajo y perejil, que no era otra cosa sino la amalgama de sudor, pedo y zapato tenis ya muy usado. La corriente de ese asqueroso tufo, hizo que me lloraran los ojos y por lo tanto cuando busque el ángulo para divisar a las criadas disfrazadas de artistas se me nublaba la vista. Entonces me retiraba de ese muro del pecado, me secaba los ojitos  y ahí te voy de nuez en repetidas ocasiones comprobando que cuando caes en el pecado es materialmente imposible salir de el.

     Cuando tomaba ese obligado espacio de tiempo una y otra vez, aprovecharla para checar que de las casas de mis vecinos y de la mía nadie me estaba viendo, así es que órale, a seguirle, porque de lo que ya estaba seguro es que las deformes tiples ya estaban muy motivadas por le respetable y atendiendo a sus gritos de: ....mucha ropa, mucha ropa.....las viejas como que condescendían y ya se habían quitado sus brasieres, situación que me ponía en entredicho porque el calentón llego al grado de que ya no me importaba que me vieran o no me vieran,  lo que yo quería era estar ahí prendido hasta que acabara el numerito con un desnudo total.

     Pues estaba yo en eso, solo esperando que terminara ese número estelar cuando de repente simplemente se me cerro el switch, no supe más de mi y no fue hasta que después de no se que tiempo, recupere la onda en el interior de una ambulancia de la Cruz Roja que había acudido a la solicitud de alguien que tuvo la ocurrencia de pedir el servicio. Lo que más pena me dio fue la presencia de mi mamacita que dentro de la ambulancia lloraba  mientras me frotaba  la frente con un poco de alcohol.

     Los ambulantes dijeron que había perdido el sentido por un golpe en la cabeza y que mi presión, temperatura y reacciones estaban bien pero que recomendaban que al día siguiente me llevaran a hacerme unas places del coco. Con cuidado baje de la ambulancia sentí lo que probablemente experimenta Paquita la del Barrio a la estación del tren, cruce en medio de la bolita de metiches que comenzaron a aportar información: "Yo vi quien fue, fue uno que le dicen el columpio porque es cojito". Una señora gorda con niño en brazos dijo:  "Yo lo vi correr dispués di que ti jodió y el desgraciado llevaba en la mano un cirio como de dos cuartas de largo y así di grueso y no si quebró porque era de los diantes y si es cierto quera cojito pero corría ritibién rapidísimo".

El arma casi homicida.
     
     Una vez dentro de la casa y ahí delante de mis azoradas hermanas, mi mamá me pregunto: A ver mijo, dime que paso, de que te acuerdas?.......y yo le conteste.....pues fíjate que yo pase por ahí y vi a unos cuates ya grandes que estaban muertos de risa espiando por las rendijas de la carpa y no me aguante y quise ver de que se reían y ya ves que mal me fué. Lo peor es que ese desagraciado me agarró a traición pero les juro que voy a estar bien pendiente y al primer cojito que me encuentre por ahí por la carpa Balalaika, le parto su madre. 

     Mi madre muy apurada me dijo: !hijo por Dios, acuérdate que tu Tio Pepe es cojito y yo se que le gusta mucho ir al Blanquita, no vaya a ser que se le ocurra acercarse por aquí y cometas un lamentable error. 

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