viernes, 6 de diciembre de 2013

LAS CATARATAS DEL NIÁGARA, D.F.


Mi querido hermano me invitó para que me encargara de proyectar y construir un stand que para participar en la exposición que la Asociación de Piscineros de México montaba cada año para exhibir las novedades en cuanto a los accesorios, productos y equipos en torno a las piscinas que existen en la república y en algunos otros países. En ésta ocasión el mencionado stand debía instalarse en el salón principal del Nuevo Hotel Radison del Sur, allá por el rumbo de Perisur.




En ese tiempo, octubre de 1989 además de que mi hermano era Director General de su prestigiada  empresa,  fungia como Presidente de esa Asociacion.

Como su empresa era puntera dentro de las que integraban esa especialidad de tratamiento adecuado del agua de las piscinas y de los equipos inherentes al caso, se presentía que el suyo iba a ser de los stands mas visitados, por la cual le pusimos mucho empeño a su presentación.
Asi fué que entre otras cosas se pensó en construir una verdadera piscina transparente  lo suficientemente grande para hacerla atractiva y lo suficientemente chica para que pudiera caber en el espacio disponible  y poder ser vista por cualquiera de sus cuatro lados.  El referido tanque, tendría una capacidad de dos mil quinientos litros de agua.
Esa piscina debia ser semejante a una gran pecera y constaría de sus cuatro laterales que perimetralmente formaban un ractángulo y con su piso ó fondo, por lo que debia ser hecha a base de cristales de tres cuartos de pulgada de grueso  instalados en una estructura hecha con perfiles de  aluminio con características  resultantes de un previo cálculo tomando en cuenta sus dimensiones  y el peso y presión sobre los cristales provocada por esas dos y media toneladas que pesaba el agua.
Dado el corto tiempo con el que contábamos para armar  el stand y todos sus componentes, tuvimos que recurrir a prefabricar todo, tomando también en cuenta las dimensiones de las puertas de servicio que dan acceso al hotel y al gran salón.  Por ello, en cuanto a la referida piscina, tanto los cristales como la estructura, se introdujeron sin problema y con la indispensable puntualidad.
Una vez armado el gran stand, pensamos en algo que era definitivo: el tiempo disponible para el llenado del mencionado tanque y en función de ello resolver el abastecimiento de agua para surtir 2,500 litros de agua en un tiempo muy limitado. Para eso se contrató una pipa equipada con la bomba indicada y con larguísima manguera que llegara desde el punto en donde se podia situar el vehículo hasta nuestro stand.
Yo, en lo personal, me sentía muy satisfecho por el cuidado con el que pensamos en todos los detalles, seguros de que no se nos estaba escapando nada.  
Por fin, llegó el día de la apertura de la importante exposición. Estaba programada para las 7.00 pm., y serían importantes personajes del Gobierno de la Ciudad y del Gobierno Federal, asi como distinguidos colegas de los Estados Unidos y otros países los encargados de la declaratoria de inauguración.      
Yo, en lo particular estaba de lo mas tranquilo porque el stand ya terminado quedó muy atractivo. Los materiales y colores elegidos, el efecto de las luces, las grandes fotografías, las proyecciones de las imagenes en diferentes videos, la publicidad impresa distribuida por guapas edecanes en traje de baño muy acordes con el ambiente en torno a las piscinas, en fin simplemente todo perfecto.
Serían las 12.30 pm, cuando junto con mi querido hermano y alguien mas de los participantes en semejante responsabilidad decidimos acudir al comedor abierto de donde se desplanta una monumental escalera semi helicoidal que lleva al nivel superior en donde se encuentran los salones de fiestas y en ellos, la exposición.



Ordenamos nuestro muy merecido aperitivo y algo de comer y procedimos a disfrutarlos con esa satisfacción de haber cumplido con el importante compromiso en un mínimo de tiempo………cuando sorpresivamente se escuchó allá en la parte alta un estruendo y una cálida ovación semejante a cuando en el estadio sucede un  gol ó la raza se ejecuta una buena “ola”.
 Inmediatamente después, nosotros que estabamos abajo pudimos ver que en la parte más alta de la escalera, hacía su graciosa presencia una hermosa y bien nutrida catarata que espectacularmente comenzó a bajar desordenadamente por los escalones hasta llegar a nuestras pantorrillas en el area del comedor.
Nosotros nos quedamos anonadados, afortunadamente a la parte alta de los asientos no llegó el agua. Yo en lo particular no sabía que hacer, tal vez gritar, aullar, subir, buscar ó encontrar a quien preguntar que había sucedido???, ……acaso fue nuestra piscina???….sería posible???
En los bajos de nuestra sala de exposiciones, a un lado del comedor, se ubicaban unos salones para ejecutivos y funcionarios de distintas empresas. En uno de ellos sesionaba un grupo de Rotary Club; en otro un grupo de hombres de negocios pertenecientes a la empresa Hickoc que salieron incrédulos de su salón en donde  de pronto les cayó un aguacero sobre sus mesas de trabajo, de sus papeles, portafolios, de su elegante ropa y descubiertas y mojadas calvas.


Vino a aumentar la angustia que ya rayaba en una especie de agonía al haber visto que buena parte del agua que obedeciendo a la fuerza de gravedad bajaba embarrándose en los muros en los que estaban instaladas valiosísimas pinturas enmarcadas en finas y dorados maderas.
Después de las fuertes impresiones ya descritas y en medio del infarto cardiac, abordamos la escalera y subimos en contra de la corriente que todavía seguía buscando bajar abundante y ruidosamente.
Por fin llegamos a la entrada del salón e inmediatamente pudimos comprobar lo que ya nos imaginábamos……se trataba de nuestra piscinita…..una de las edecanes gritaba y desesperadamente con sus manitas se cubría ciertas partes de su cuerpecito pues la sorpresa y la fuerza del agua le arrancó su diminuto bikini. Junto con el bikini se escaparon una serie de objetos como un poster, un macetón sin planta, una planta sin macetón, un zapato y algunas chacharas mas.
Al aproximarnos al stand no comprendía por qué había sucedido eso si nuestra gran pecera lucía completa, sus cuatro costados brillaban intensamente  haciendo notar su integridad, pero un poco mas cerca comprobamos que lo que ya no estaba presente era el fondo horizontal que estaba en el suelo hecho pedazos semi ocultos por el faldón de tela que perimetralmente, a modo de enaguas, cubría la estructura base.
   Ya en plan de investigar cual fue la razón de tan inesperado accidente, comprobamos que había fallado la soldadura que ligaba a uno de los perfiles de aluminio con el resto de esa estructura, y un poco mas tarde pudimos comprobar que la causa fue por la dilatación de los metales provocada por el calor que generaron los dos reflectores que iluminaban desde abajo ó tal vez porque el artesano que la construyó no hizo uso del gas argón que es el indicado para soldar el aluminio.
Así fué que dado el tiempo que faltaba para cortar el listón inaugural, inmediatamente organizamos las cuadrillas salvamento y las de ataque para el desalojo del agua que no llegó a bajar escaleras abajo. Llamamos de urgencia a una compañía que tenía los equipos adecuados para secar a base de unas potentes aspiradoras, todo ello entre un incontable torrente pero ahora no de agua, ahora se trataba de mentadas de madre de los ejecutivos mojados, de algunos de los empleados del hotel, de los  responsables de las costosísimas pinturas que ahí estaban expuestas  y concesionadas para su venta y de algunos de los compañeros expositores que lejos de compadecerse, nos echaron leña. 
Pues después de la desesperada angustia, llegó la hora del arribo de los especímenes gubernamentales, se les recibió con el acostumbrado e inmerecido respeto, también llegaron las personas invitadas a participar en la ceremonia de inauguración y todos ellos sonriendo y ofreciendo su mejor ángulo para los fotógrafos probablemente no notaron que la verde alfombra todavía estaba mojada y generaba burbujitas a la hora de pisarla, especialmente a los personajes pasados de peso que afortunadamente por el volumen de sus enormes barrigas no podían verse los zapatos.
Se llegó a comentar que el de Turismo del D.F., se tuvo que retirar porque se le presentó  una fuerte amigdalitis porque se mojo demasiado los pies debido a que traía unos buenos agujeros en la suela de sus zapatos.
Como corolario de ésta húmeda historia puedo referir que unos tres meses después, asistí al banquete que en ese mismo salón se ofreció con motivo de la  boda de uno de mis sobrinos y pude constatar que todavía la alfombra humedecía las suelas de nuestros correspondientes cacles, dándonos la oportunidad de lucirnos en los obligados resbalones en los pasitos de las cumbias.

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