miércoles, 7 de abril de 2010

MI NUEVO JEFE EN FUNCIONES

El señor Presidente Díaz Ordaz me puso al tanto de que habían adquirido una casa ubicada en la calle de Agua que colindaba en la parte posterior con la suya situada en la cerrada de Risco en el Pedregal de San Ángel.  

El motivo por el cual se adquirió esa propiedad se debió a que su hijo el Ingeniero  Gustavo Díaz Ordaz, estaba próximo a casarse con la señorita Consuelo Eugenia Castañón Ríos Zertuche y pensaba que era muy conveniente ocupar esa casa adyacente a la casa paterna, siempre y cuando se remodelara a su entero gusto y dando solución a todas sus necesidades.


El Ing. Gustavo Díaz Ordaz Borja y su novia Ma. Eugenia Ríos Zertuche


Así que las primeras instrucciones que yo estaba recibiendo consistían en presentarme en esa casa el siguiente lunes a las nueve de la mañana con el Capitán José A. González  para ser contactado con el señor Presidente de quien recibiría las instrucciones precisas.

El siguiente lunes, me presenté puntualmente con el Capitán quien me mostró con todo detalle la propiedad,  tanto los interiores de la casa,  como las áreas exteriores y sobre todo la robusta barda de lindero que coincidía con la casa de Cerrada de Risco, en la que ya habían demolido una parte a modo de puerta ó paso provisional entre las dos casas.

Alrededor de las diez de la mañana arribó el Jefe de Jefes y me pidió que diéramos una vuelta para que me enterara de todo lo que había que tomar en cuenta para que la obra de remodelación fuera útil y al gusto de su hijo y de su futura nuera. El señor Presidente en ausencia de su hijo, se tomó la molestia de enterarme de todo lo que deseaban los futuros esposos debido a que ellos estaban de viaje atendiendo asuntos relacionados con su boda. 


Foto del Presidente Díaz Ordaz dedicada a G. Abaroa M.


Al término de la visita le dije a don Gustavo que podía estar seguro de que de inmediato daríamos principio a la obra para terminar lo antes posible para que antes del mes de Septiembre fecha en que se iba a celebrar la boda, ya estuviera la casa remodelada, perfectamente amueblada, encortinada, con los cuadros en su lugar, los equipos perfectamente probados y los trabajos ejecutados revisados hasta el más mínimo detalle.

Al día siguiente, ingresamos a la famosa casa de Agua con un verdadero batallón de obreros entre albañiles, canteros, graniteros, carpinteros, ebanistas, plomeros, electricistas, encargados de fabricar la nueva ventanería de aluminio y de instalar equipos especiales como sonido ambiental, aire acondicionado, calefacción,  filtros, bombas y reflectores para la alberca,

La obra se terminó felizmente y dentro del tiempo comprometido. Pero lo mejor de ese proceso, fueron las visitas que el señor Presidente hizo espontáneamente y sin previo aviso dando lugar a unas muy sabrosas conversaciones cuando decidía sentarse en un tronco que a modo de banca lucía entre los arreglos de hermosas plantas que adornaban el jardín.      

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